Artimañas para escapar del devenir: marzo 2010

Todos corremos, hacemos, rehacemos, discutimos, gritamos, calmamos, envolvemos, nos quejamos, nos falta, dormimos, despertamos; incompletos deseamos...

La pregunta es:

¿Cuántas veces hemos sido felices por sólo ser?

Restaurar

Intentar resolver los planes deliverados que la realidad plantea es una empresa ciega, pero no tanto sorda. Evidentemente, carece de juicio quien lo niega y no serviría de nada ahogar las penas que la oscuridad plantea en mares de lágrimas que ni tan sólo la belleza de un ocaso son capaces de brindar.
Por eso, y por que el Rojo como color para teñirlo todo me parece un poco fruto del mismo arbol, propongo escuchar. Ya han quedado atrofiados los sentidos del tacto (¿Quien se acerca a sentir en el entero planisferio?) y del olfato (sólo algo en el instinto femenino), lo que nos deja como única prupuesta tomar la vía de las ondas expansivas sonoras e intentar, de alguna forma, penetrar en el corazón universal.
Restaurar, resolver, rearmar, solucionar, no son verbos que se adecúan a la magnitud de la tarea que le queda al hombre que sale a nadar en la marea. Confiar, descreer del cemento, creer en el barro y aliento de su receta, será tal vez una idea, pero servirla consiste en no más que servir a la vida.

Vagaciones

Configurar una imagen capaz de generar en los demás la preciada adecuación de un "marciano" al mundo simbólico terrestre-humano es una tarea que incumbe todos los esfuerzos intelectuales-etico-esteticos del andante cósmico para poder ser, poder ser comprendido, y como ser tener poder sobre otros seres, cualidad del mundo que identificó al estudiar los placeres cómodos de aquellos que sobre dos de sus patas se sostienen.
Entre tanto, algo asoma por la puerta de la sensibilidad remota, y es un sentimiento de culpa que se incerta en un marco de somatización ampliado, que abarca desde el odio infundado hasta las lágrimas pecho adentro cita por la incapacidad de convertir el agua en fuego.

Artimañas para escapar del devenir

lunes, 8 de marzo de 2010

Ser por ser