martes, 15 de junio de 2010

Me cansé de lo malo

Ya me cansé de lo malo, de lo feo, voy a intentar quitarlo de mi vida.

Y no es que no he vivido con ello, al contrario, hasta hoy lo he estado haciendo, pero quiero parar porque estoy cansado, como quien corre y frena: ¿Hacia dónde estoy corriendo?

Me siento en el piso dejando que la vida siga transcurriendo y que empiece a perder puestos (lejos estaba igual de los primeros). Entonces veo obstáculos que al correr se me fueron prendiendo, como dolores en las rodillas, bolsas de plomo cargadas a la espalda.

Y así llego a pensar que lamentablemente sin opción debo prescindir del mal para poder correr mejor, y quién sabe, tal vez llegar con los primeros.

Ya sé que es un fraude, una decepción al sistema que tan piadosamente me ha dado todo lo que tengo, mi casucha, mi tv, el diario, el noticiero; mi trabajo que tan pícaramente me condena de lunes a viernes a estar sufriendo, dándome con esa humildad innata aquel dinero del que creo el sudor de mi frente no es merecedor.

Me duele, yo también sé que es traición, pero debo abordarla dejando aquí esa bolsa de plomo; si es que quiero pensar en mí. No me queda otra que ser un bueno idiota, yo no quise caer en esto, pero así son las cosas.

¡Cómo me duele poner en la bolsa la viveza del porteño, adquirida desde pendejo! Y el egoísmo, y el placer de la venganza al ver en malas a aquellos que no soportaba, la ambición, y muchos otros adjetivos más, pero por sobre todo, y este sí el que más lamento, la Comodidad.

Engañosa y en vano, sólo pesaba en mis brazos, consientes estos de la hipocresía pura cargada a los hombros. Así que la dejo junto a un montón de basura al costado.

Es hora también de dejar los miedos que inertes en mi siempre no fueron más que un impedimento para hacer lo correcto. Pienso un poco y me levanto, miro el paisaje, el cielo. Respiro hondo, abro y cierro los ojos, descanso el cuello. Como limpiar primero el cuarto, ordenarlo, luego salir a pintar la casa.

-“Dejo atrás algo pesado”, me digo dando unos primeros pasos, troto y corro, rápido. Entero de alma y cuerpo voy hacia ser feliz, consiente tanto de su primordial importancia como de cómo serlo. Que los demás sean malos es un problema de ellos, para mí será como que me hablen en coreano, no pienso entenderlos, hubo un recorte de presupuesto en mi diccionario.

Así bondad y felicidad según uno que frenó a pensar van de la mano, por eso el primer paso es obviar la maldad. Me siento un chico, de vuelta, pero paso a miles de hombres y mujeres, y corro despacio ahora creyendo que todo lo puedo, creyéndome un rayo, creyendo que todos podemos ser buenos, decidido, convencido de que cambiar al mundo es juego de niños; y luego quedo sólo y un poco más adelante veo a los pocos que van ganando: Gandhi, King, Lennon…